- Analiza tu presupuesto
Antes de iniciar un plan financiero familiar, debes saber cuánto dinero entra y sale cada mes. Si nunca has creado un presupuesto familiar mensual, empieza por
- Sumar el sueldo mensual de cada cónyuge o pareja.
- Sumar los gastos fijos mensuales (como el arriendo, servicios públicos, la guardería, los pagos del auto y otros elementos esenciales que necesitas para la vida diaria).
- Sumar los gastos que no pagas mensualmente (la matrícula del colegio o del auto) y divídelo entre 12. Añade esta cantidad a tus gastos fijos mensuales.
- A continuación, suma la cantidad que destinas mensualmente a tus metas financieras, como el dinero para un fondo de emergencia, las aportaciones a un plan de ahorro para la universidad o las contribuciones para la jubilación. Esta hoja de cálculo del presupuesto establece los gastos fijos típicos y las contribuciones para las metas.
Ahora suma lo que gastas en un mes típico en gastos los “extras” como cenas fuera, entretenimiento, compras, regalos o actividades para los niños.
¿El total de los gastos fijos, las contribuciones para las metas y los gastos discrecionales es inferior a su sueldo mensual? Si es así, es estupendo: tu familia está viviendo dentro de sus posibilidades. Si no es así, ha llegado el momento de revisar su presupuesto y hacer algunos ajustes para no gastar más de lo que ganan. A menudo, los gastos discrecionales son los que tienen más flexibilidad para recortar, pero sigue siendo una buena idea auditar todos sus gastos para priorizar los que son importantes para ti.
Incluso cuando gastas dentro de tus posibilidades, saber a qué se destina tu dinero te ayudará a ver si estás avanzando para conseguir las metas de tu familia. Una pauta general es destinar aproximadamente el 50% del presupuesto a lo esencial, el 10 % a las metas financieras y el 40% a los gastos discrecionales.
2 Establece metas para tu familia
Ahora que tienes una visión más clara de tu presupuesto, ¿se ajusta a lo que es importante para tu familia? Aquí es donde tú, tu pareja e incluso tus hijos pueden sentarse y hablar de lo que quieren para cada uno en los próximos años. La mayoría de estas cosas querrán financiarlas con el 10% de su presupuesto dedicado a las contribuciones de metas financieras.
Hablen de las metas a corto y a largo plazo. Las metas a corto plazo pueden incluir cosas como que los padres tomen un curso de desarrollo profesional, un fin de semana en familia en las montañas o una visita a la universidad para tu hijo de secundaria. Los objetivos a largo plazo pueden incluir cosas como pagar la universidad o financiar la jubilación. Es probable que quieran invertir para las metas a largo plazo, para que su dinero tenga tiempo de crecer cuando lo necesiten.
Y no se olviden de algunas de las metas básicas que siempre deben considerar para mantener sus finanzas sanas. Eso incluye mantener un fondo de emergencia bien provisto (acumular unos tres a seis meses de gastos) y un plan para pagar las deudas, especialmente las de las tarjetas de crédito de alto interés.
3 Protege lo que tienen
Ese fondo de emergencia es un gran comienzo, pero no debería ser la única protección financiera que tengas. La vida está llena de altibajos, y tú quieres estar seguro de que tu familia no se verá en circunstancias difíciles si ocurre lo inesperado.
Para empezar, ¿tienen una cobertura de seguro de vida suficiente para garantizar que tu familia estará atendida si tú o tu pareja fallecen?, ¿cuentan con seguros de salud?, ¿tienen un testamento donde se establecen tus deseos para tu familia y sus bienes en caso de que te ocurra algo?
La planificación familiar es un trabajo en equipo, planifiquen una reunión mensual para evaluar cómo está su presupuesto y cómo va el camino para alcanzar sus metas financieras.